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25 junio, 2010

Costa Rica

Realmente, y a pesar de las fotos, ha sido un viaje decepcionante. Costa Rica no es ni mucho menos lo que esperábamos. No le voy a negar que desde un punto de vista de biodiversidad es un lugar maravilloso, pero, por un lado la constante lluvia durante 20 días, los precios elevadisimos para todo, y, por ultimo, que lo tienen montado como un parque temático donde TODO está organizado para un tipo de turismo que busca más la diversión facil que la aventura de descubrir, nos hizo salir de allí 3 días antes de lo planeado.
Allí donde había un atractivo natural, ponen una caseta para cobrar 20$ por persona, un parking por 10$, una barandilla para bajar, una tirolina, y un guía que te dice que a lo lejos se escucha un mono aullador. Eso no mola.





Bueno, pues a pesar de eso, os voy a mostrar lo mejor. Primero cuando fuimos a Arenal y escuchar las erupciones del volcán que te hacen temblar hasta la campanilla. La primera vez que lo escuchas, te tiemblan hasta los cascabeles.


Allí estabamos alojados en un súper hotel que tiene unas termas que van cayendo en cascada y recuerda mucho a las películas de náufragos en isla idílica que termina en tórrida relacion bajo una
catarata. La realidad es que estas termas están masificadas y para conseguir hacer estas fotos tuvimos que ir dos días. Pero aún así, molan.





























Animalitos hemos visto algunos, menos de los que esperábamos, pero tuvimos la suerte de encontrar un perezoso vagando por el bosque. Su velocidad extrema hace que te puedas hacer mil fotos con él hasta aburrirte. Algún mono también vimos.
























Las playas del Pacífico bonitas, pero el mal tiempo apenas nos dejó disfrutarlas. Así que nos fuimos de pesca.




Luego mucha selva, mucho bosque húmedo. El problema es que la lluvia extrema hizo que las crecidas de los ríos hicieran intransitables las carreteras, pero la enajenación transitoria que me produjo la desesperación por la lluvia constante hizo que ahora me arrepienta ahora de ver los ríos que cruzamos. El caudal llegaba a cubrir hasta la mitad de las ventanillas del Toyota Land Cruiser.
Los camioneros decían que estabamos locos por cruzar por allí. Si ellos pueden, yo puedo!



¿Y para sobrellevar todo esto?. Pues unos buenos cócteles que nos hicieran olvidar un poco el dinero gastado y la lluvia caída.


Y así fue Costa Rica.