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01 febrero, 2014

Vuelta a Vancouver. Enero 2014


No pasa el tiempo, al menos para mi! Cada día me siento más joven. Quizá la reconversión laboral a Chef y emprender este proyecto que significa volver a Canadá con muchas posibilidades de quedarnos, ayude a que me sienta tan bien.










Me encanta está ciudad, o mejor dicho, me encanta donde está esta ciudad y su contacto tan radical con la naturaleza. Me voy a poner cursi, pero cada vez que estoy en este "Salvaje Noroeste" empiezo a sentirme un poco como Jack London, y sólo veo historias y aventuras que pueden pasar. ¿Cuándo me volveré a cruzar con un oso?. ¿Dónde termina esa carretera con carteles que advierten de que viajas por un lugar donde tu evalúas el riesgo que estás corriendo?.





Por el momento solo he paseado por la ciudad, a pie y en bici, y está todo exactamente igual. Buenos recuerdos, buenos amigos de los que aquí siguen pocos, mala comida (eso lo voy a arreglar yo), y un pupurrí de nacionalidades que hace que te des cuenta que realmente en Vancouver nadie es de Vancouver.




















Mi apartamento está genial! Tengo unas vistas estupendas y los roomies parecen gente maja. La localización es inmejorable, aunque realmente el downtown es tan pequeño que cualquier lugar es bueno.


¡Stanley Park sigue siendo tan increíble como lo recordaba!. Pero parece que los canacos están muy estrictos con el cumplimiento de las normas, y eso está bien, pero con todo el espacio que tienen, los perritos están un poco relegados. ¿Serán felices aquí Pirata y Ale?. Hay que ver todo al detalle.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Menuda aventura!!! que envidia, si necesitas una pastelera de cositas casera me voy!!

Unknown dijo...

Pues la repostería es mi talón de Aquiles! Así que prima, cuento contigo!