Lo que más nos fastidió de tener como destino Bogotá 4 meses era el no traer a Pirata y Ale. Lo sopesamos, pero pensamos: ¿inseguridad?, ¿habrá parques donde puedan ir sueltos?, ¿tantas horas de avión?. Pues no traerlos ha sido una gran cagada.
Aquí el amor por los perros es impresionante. Como los tienen de cuidados es digno de ver. En los parques y jardines públicos están sueltos jugando junto a los niños sin que los padres se lleven las manos a la cabeza. También es cierto que el civismo es extraordinario y no ves ni un solo excremento por la calle. Existen incluso carteles en los parques donde figura que son zonas de juegos de perros, y la zona delimitada con vallita....es para los niños. ¡Genial!.
Incluso en las fuentes el agua que se derrocha va a parar a un bebedero para los perros. Grandísima idea.
No saco apenas fotos de perros sueltos por si los padres recelaban de ver a un tipo fotagrfiando perros y niños en el parque (no deja de ser Colombia).
Ah! Y ver bobtails a diario en Bogotá es algo normal. Que buen gusto tienen.
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